¿Me voy a morir...?

Parece una frase muy dura y catastrofista, pero generalmente es la primera idea que se le presenta a un enfermo de cáncer recién diagnosticado. Recientemente, con el Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, aparecen manifestaciones públicas sobre esta enfermedad, sus pacientes y sus familiares, que padecen el sufrimiento de la enfermedad. Aquí dejo un video que veíamos hace unos días en las noticias sobre este día.


Desde aquí, me gustaría informar sobre cuáles son los aspectos que se desencadenan cuando a alguien le diagnostican cáncer de mama y cuales son los distintos enfoques que se le dan. Las primeras cuestiones que se formula una persona recién diagnosticada de cáncer de mama son ¿Me voy a morir?, ¿Perderé el pecho o podré conservarlo?. A raíz de estas preguntas aparecen distintas emociones como son la incredulidad, anestesia emocional y/o shock emocional, que se dan en distintos niveles:

- A nivel somático, donde se reflejan miedos relacionados con el cuerpo, la perdida del pecho o la deformidad física.
- Sentimientos de vergüenza y alteración del autoconcepto, el cual se suele devaluar.
- A nivel familiar, donde se produce, por lo general, una desestructuración de la vida diaria familiar, donde se aprecian la alteración de aspectos emocionales como:

  • Ansiedad, tristeza, depresión. 
  • Temor, ira y preocupaciones. 
  • Autoestima. 
  • Sexualidad. 
  • Relaciones familiares y de pareja. 
  • Duelo.

Conocer estas emociones e identificarlas nos ayudarán a controlar nuestras respuestas emocionales y poder avanzar junto a ellas. Existen también los llamados factores de protección que ayudan a cuidar a la paciente y a mantenerse fuerte ante la enfermedad, como son el apoyo familiar y de pareja estable, tener una buena capacidad de comunicación emocional, una aptitud positiva ante la adversidad y una red de apoyo fuerte y amplia donde dejarse caer en los momentos de debilidad. Los psicólogos trabajamos con estas personas para conseguir que estos factores de protección sean estables y potenetes, de tal modo que disminuyan el sufrimiento de los pacientes y les ayude comenzar un proceso de adaptación ante la enfermedad; también los psicólogos trabajamos para mejorar el grado de satisfacción de los profesionales, los pacientes y sus familias, a través de: 

– Conocer y practicar habilidades relacionales eficaces. 
– Aprender a identificar las preocupaciones, necesidades y recursos de los pacientes relacionados con la enfermedad.

Para ello, fomentamos en uso de:
  • Habilidades de comunicación 
  • Soporte emocional 
  • Modelo de solución de problemas 
  • Autocontrol
La aceptación y lucha contra la enfermedad es un camino difícil, pero se supera. En función de cómo lo afrontemos, este camino será menos incómodo, más o menos doloroso, más o menos tortuoso. Pero se supera.

Desde aquí me gustaría dar un fuerte abrazo a todas las familias y personas que sufren esta enfermedad, porque su lucha es dura, pero la victoria sobre ella es gloriosa.

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