Ante una rabieta



Muchas veces los padres se ven incapacitados o paralizados ante las rabietas de sus hijos, sobre todo si estas se dan en entornos públicos o en lugares donde un padre o madre no puede salir de allí con el niño en cuestión. 

Es importante saber que entre los 3 y los 6 años de edad de nuestros pequeños, las rabietas se van a incrementar en número e intensidad, siendo estas cada vez menores a medida que nuestros hijos crecen, si éstas han sido bien gestionadas.

¿Qué es una rabieta?

Una rabieta no es otra cosa sino comportamientos o arrebatos emocionales perturbadores o desagradables que se presentan con frecuencia en respuesta a deseos o necesidades insatisfechas. Las rabietas tienen mayor probabilidad de presentarse en niños pequeños o en alguien que no pueda expresar sus necesidades o controlar sus emociones cuando está frustrado.

Es importante identificar qué ha desencadenado o producido esa rabieta o berrinche en nuestro hijo, pues a veces puede ser en respuesta ante una necesidad de la cual, aun no están preparados para expresarla de otra forma, como puede ser que quiera estar en casa y no quiera salir con los padres, o bien, una estrategia para poner a prueba a los padres.

En el siguiente enlace, encontrarán las claves para gestionar una rabieta. Controlar una rabieta

Las más importantes son: 

  1. Mantener un tono tranquilo y calmado cuando hablamos.
  2. Dar una ordena precisa y clara de lo que queremos que nuestro hijo haga.
  3. No amenazar con castigos ni gritarle.
  4. Esperar a que nuestro hijo se calme y entonces hablar con ellos.
  5. Explicarle el modo en el que se consiguen las cosas, explicándolo es mejor que gritando y llorando.
  6. Le decimos que tiene que pedir perdón y le perdonamos y OLVIDAMOS (muy importante no recordarle una y otra vez su error).
  7. Le damos la confianza de que sabemos que la próxima vez lo hará bien.
El siguiente enlace que os propongo es uno que a mí personalmente me encanta, me parece divertido y curioso a la par, porque se muestra la capacidad de manipulación emocional que puede ejercer un pequeñajo con sus rabietas.




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