El niño que no sonríe

El niño que no sonríe es el titulo de un libro que me recomendaron leer. Me pareció un titulo muy oportuno y con mucha fuerza para tratar aspectos tan importantes y a la vez desconocidos (en muchas ocasiones) sobre la depresión infantil.

Pero, ¿existe realmente la depresión infantil? 
Este tema generó mucha controversia en la comunidad cientifica, pues el aspecto tipico de una persona adulta con depresión no es común verlo en un niño. En la actualidad, se considera que sí hay depresión en la infancia y es bastante similar a la de los adultos, aunque hayan aspectos y características que varian según la edad.

En un adulto, los problemas que generan preocupación son problemas laborales, de pareja, con los hijos... en cambio en los niños se centran mas en problemas escolares, formas de relaciones entre los padres en casa o problemas de relación entre iguales.

Los sintomas más destacados en la depresión infantil son la baja autoestima, alteraciones del sueño y perdida de apetito y peso, aislamiento social y alteraciones anímicas.
En los adolescentes se presentan sintomas más parecidos a los de los adultos como son la falta de interés por las cosas que antes sí le interesaban, los trastornos de peso y apetito, además de la indecision, podrían presentar ideas suicidas.

Aunque se comparten muchos sintomas entre la depresión infantil y los adultos, durante la infancia cobran especial importancia otros sintomas externos, pues los más pequeños de la casa, esta muy determinados por el ambiente y la situación en la que viven, y es por eso por lo que su sintomatologia se traduce en problemas de conducta, vuelta a mojar la cama, rabietas, pesadillas, desobediencia...

¿Por qué nuestros niños pueden padecer una depresión? es una pregunta interesante, pues se estima que un niño tiene que ser ante todo feliz. Siempre se ha dicho que una casa con niños es una casa llena de alegría. Pues bien, grandes especialistas de la Psicología han estudiado a fondo el porqué de la aparición de un estado anímico depresivo durante la infancia. Diferentes corrientes han dado respuestas muy variadas a este hecho y todas ellas con bastante peso. Podríamos decir, que haciendo una síntesis de todas ellas, hay sucesos o situaciones que pueden promover este tipo de estado (Del barrio, 2007, pág. 21):

  • Hay acontecimientos negativos en la vida del niño, que pueden ser reales o que el niño los percibe así, como dañinos o perjudiciales, que le generan sentimientos de corte negativo o depresivo. 
  • La pérdida o sensación de pérdida, es un factor que predispone para genererar un estado de animo depresivo. La baja autoestima, una creencia de que es ineficaz o incluso la perdida de experimentar sensaciones agradables son factores que hacen que nuestro pequeño sea más susceptible de padecer este estado de ánimo depresivo. 


Es muy importante que nuestros niños no sólo tengan experiencias lo más positivas posibles, sino que además las perciban como tales. Hay momentos que son rotundamente catastróficos para nosotros, como la perdida de un ser querido o una enfermedad dura; pero esto no hace que empecemos a sufrir un Trastorno del Estado de Ánimo depresivo. Esto es porque los factores anteriormente mencionados no están afectados cuando esto sucede. la realidad que percibimos es asimilada como tal, no esta distorsionada y como personas nos sentimos autoeficaces y capaces de superar esas adversidades.

Es por esta razón, por la que es importante asegurarnos de que nuestros pequeños no solo vivencian experiencias buenas y agradables sino que las perciben como tal. Esta es la mejor prevención que podemos realizar.

Entrenar a nuestros pequeños en la detección de emociones y medirlas es una herramienta fantástica que se trabaja en la consulta y en casa para ser conscientes de qué estamos sintiendo, en qué intensidad y qué estamos haciendo por controlarlo.

Fomentar las actividades lúdicas y volver a instaurar actividades que con anterioridad les gustaba y que ahora parecen haber perdido el interés, sin motivo aparente, es una "norma" para que su estado anímico mejore, pues ayuda a desconectar de ese estado y a compartir experiencias positivas y divertidas.



Recuperar la ilusión, crear un clima de afecto y cariño en casa, y saber que ellos son agentes activos en sus estados emocionales ayudará a mantener la depresión alejada de su dia a día.





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