¿Cómo ven los recién nacidos?

Viendo el mundo

Desde que Pepe nació, todos los que lo conocían sentían que los miraba atentamente. Sus ojos parecían encontrarse con los de los visitantes. Parecían concentrarse profunda y deliberadamente en los rostros de quienes lo miraban.

¿Tan buena era la visión de Pepe? ¿qué era exactamente lo que distinguía de su ambiente? La respuesta es bastante, por lo menos en un primer plano. De acuerdo con algunas estimaciones, el alcance de la visión del recién nacido alcanza unos 6 metros, mientras que un adulto con una visión normal es capaz de ver con precisión similar entre 60 y 180 metros (Haigth, 1991).

Estos datos indican que la visión a distancia del infante es de una décima parte a un tercio la del adulto promedio. En realidad, esto no está tan mal: la visión del recién nacido tiene el mismo grado de agudeza a la distancia que la visión no corregida de muchos adultos que utilizan gafas o lentes de contacto. (Si usted usa gafas o lentes de contacto, quíteselos para tener una idea de lo que el bebé ve del mundo; observe también las fotografías de esta página). Además, la visión a distancia de los bebés se vuelve cada vez más precisa. Para los seis meses, la visión de un infante promedio es ya de 20/20; en otras palabras, es idéntica a la de los adultos (Aslin, 1987; Cavallini et al., 2002).



Otras capacidades visuales se desarrollan rápidamente. Por ejemplo, la visión binocular, la capacidad de combinar las imágenes que llegan a cada ojo para detectar la profundidad y el movimiento, se alcanza alrededor de la semana 14 de vida. Antes de esto, los bebés no integran la información que llega a cada ojo.





La percepción de la profundidad es una capacidad particularmente útil, pues ayuda a los bebés a reconocer alturas y a evitar caídas. En un estudio clásico que realizaron los psicólogos del desarrollo Eleanor Gibson y Richard Walk (1960), se colocaba a los infantes sobre una lámina de cristal grueso. Un patrón a cuadros se colocaba justo debajo de la mitad de la lámina de cristal, haciendo parecer que el bebé se encontraba sobre un piso estable. Sin embargo, en la otra mitad del cristal, el patrón a cuadros se ubicaba varios pies por debajo, formando un “abismo visual” aparente. Lo que Gibson y Walk se preguntaban era si los niños estarían dispuestos a gatear a través del abismo al ser llamados por sus madres. Los resultados fueron claros. La mayoría de los niños en el estudio, cuyas edades iban de los 6 a los 14 meses, no podían ser convencidos para cruzar sobre el abismo aparente. Es claro que la habilidad para percibir la profundidad estaba ya desarrollada en la mayoría de ellos a esta edad. Por otro lado, el experimento no señaló cuándo  surge la percepción de profundidad, porque sólo los niños que ya habían aprendido a gatear podían participar en la prueba. Pero otros experimentos, en los que se coloca a infantes de dos y tres meses boca abajo sobre el suelo aparente y sobre el abismo visual, revelaron diferencias en la tasa cardiaca al encontrarse en las dos posiciones (Campos, Langer y Krowitz, 1970).


Pero es importante tener en mente que tales hallazgos no nos permiten saber si los infantes responden a la profundidad en sí misma o simplemente al cambio en los estímulos visuales que ocurren cuando se mueven de una zona que carece de profundidad a una zona profunda.

Los bebés también muestran preferencias visuales claras, preferencias que están presentes desde el nacimiento. Si se les da a elegir, los bebés seguramente preferirán mirar estímulos que incluyan patrones que ver estímulos más simples. Prefieren las líneas curvas sobre las rectas, las figuras tridimensionales sobre las bidimensionales y los rostros humanos sobre los no humanos. Estas capacidades quizá sean un reflejo de la existencia de células en el cerebro altamente especializadas, que reaccionan ante estímulos de un patrón, orientación, forma y dirección de movimiento específicos (Rubenstein, Kalakanis y Langlois, 1999; Csibra et al., 2000; Hubel y Wiesel, 1979, 2004).

Sin embargo, la genética no es la única determinante de las preferencias visuales del infante. A pocas horas de su nacimiento, los bebés ya han aprendido a preferir el rostro de su propia madre a otros rostros. De forma similar, entre los seis y nueve meses de edad, se vuelven más capaces de distinguir entre los rostros humanos, mientras que se vuelven menos capaces de distinguir los rostros de los miembros de otras especies. Estos hallazgos constituyen otra pieza de evidencia clara sobre cómo las experiencias hereditarias y ambientales se entretejen para determinar las capacidades del niño (Hood, Willen y Driver, 1998; Mondloch et al., 1999; Pascalis, de Haan y Nelson, 2002).

Fuente:
Desarrollo en la infancia

¿Biberón o dar el pecho?

¿Seno materno o biberón?


Hace 70 años, si una madre preguntaba a su pediatra qué era mejor, el seno materno o el biberón, habría recibido una respuesta simple y directa: el método preferido es la alimentación con biberón. Al inicio de la década de 1940, la creencia general entre los expertos en cuidado infantil era que la alimentación al seno materno era un método obsoleto que ponía en riesgo innecesario a los bebés.

El motivo era que a través de la alimentación por medio de biberón, los padres podían saber exactamente la cantidad de leche que su bebé estaba recibiendo y que, por lo tanto, podrían asegurarse de que estuviera consumiendo los nutrientes necesarios. En contraste, las madres que alimentaban con leche materna a sus hijos nunca podían estar seguras de cuánta leche estaban tomando sus bebés. Se suponía que el uso del biberón también ayudaba a las madres a alimentar a sus bebés con un horario rígido de una biberón cada cuatro horas, lo que era el procedimiento recomendado en ese tiempo.

Sin embargo, en la actualidad, una madre obtendría una respuesta muy diferente a la misma pregunta. Los expertos en cuidado infantil están de acuerdo: durante los primeros 12 meses de vida, no hay mejor alimento para un bebé que la leche materna (American Academy of Pediatrics, 1997). La leche materna no sólo contiene todos los nutrientes necesarios para el crecimiento, sino también parece ofrecer algún grado de inmunidad para una variedad de enfermedades infantiles, como las enfermedades respiratorias, infecciones del oído, diarrea y alergias. La leche materna se digiere más fácilmente que la de vaca o la de fórmula, y es esterilizada, tibia y muy práctica para que la madre la dé. Existe incluso alguna evidencia de que la leche materna favorece el crecimiento cognoscitivo, que lleva a una alta inteligencia en el adulto (Mortensen et al., 2002; Feldman y Eidelman, 2003; Gustafsson et al., 2004).

La alimentación al seno materno también ofrece ventajas emocionales significativas tanto para la madre como para el niño. La mayoría de las madres nos cuentan que la experiencia de amamantar les trae sentimientos de bienestar e intimidad con sus bebés, quizá por la producción de endorfinas que se producen en el cerebro de las madres. Los bebés amamantados también son más receptivos al tacto y mirada de sus madres durante la alimentación, y se calman y consuelan con esta experiencia. 

La alimentación al seno materno también resulta beneficiosa para la salud de la madre. Por ejemplo, la investigación sugiere que las mujeres que amamantan registran menores tasas de cáncer de ovarios y de cáncer de seno antes de la menopausia. Más aún, las hormonas producidas durante la alimentación al seno materno encogen el útero de las mujeres después del parto, permitiendo a sus cuerpos regresar más rápidamente a su estado previo al embarazo. Estas hormonas también inhiben la ovulación, reduciendo (pero no eliminando) la posibilidad de embarazarse y, por consiguiente, ayudan a espaciar el nacimiento de otros bebés (Herbst, 1994; Ross y Yu, 1994; Altemus et al., 1995).

La alimentación al seno materno no es una panacea para la nutrición y salud del bebé, y los millones de individuos que han sido alimentados con leche de fórmula no deben preocuparse de haber sufrido un daño irreparable. (De hecho, investigaciones recientes sugieren que los infantes alimentados con una fórmula enriquecida muestran un mejor desarrollo cognoscitivo que aquellos que fueron alimentados con una fórmula tradicional.) Pero sigue estando claro el seno es mejor (Birch et al., 2000; Auestad et al., 2003).

Si las investigaciones están de acuerdo acerca de los beneficios de la alimentación al seno materno, ¿por qué en tantos casos las mujeres no amamantan? En algunos casos, porque no pueden hacerlo. Algunas mujeres tienen dificultades para producir leche, mientras que otras están tomando algún tipo de medicamento o padecen alguna enfermedad infecciosa, como el SIDA, que podría transmitirse a sus hijos a través de la leche materna. En ocasiones, los bebés están demasiado enfermos como para ser amamantados de forma adecuada. Y en muchos casos de adopción, donde la madre biológica no se encuentra disponible después del parto, la madre adoptiva no tiene más remedio que alimentar al bebé con biberón.
Para algunas mujeres, la decisión de no amamantar se basa en consideraciones prácticas. Aquellas que tienen trabajos fuera del hogar no disponen de horarios flexibles para amamantar a sus hijos. Este problema es especialmente cierto en mujeres con menor poder adquisitivo, quienes tienen menos control sobre sus horarios. Estos problemas explican la menor tasa de alimentación al seno materno entre madres de clase socioeconómica baja, quienes carecen del apoyo social necesario para amamantar a sus hijos (Arlotti et al., 1998; Cardala et al., 2003).

El nivel educativo también entraña un problema. Algunas mujeres simplemente no reciben la información y los consejos adecuados respecto a las ventajas de la alimentación al seno materno y eligen utilizar la leche de fórmula porque creen que es la mejor opción. De hecho, algunos hospitales, quizá de forma inadvertida, las incitan a emplear la leche de fórmula al incluirla en los paquetes de regalos que las nuevas madres reciben cuando son dadas de alta.

En los países en desarrollo, el uso de la leche de fórmula resulta problemático. Como la leche de fórmula viene a menudo en forma de polvo que debe mezclarse con agua, la contaminación del agua local usada para abastecerse vuelve peligroso el uso del producto. Algunas madres sumamente pobres diluyen demasiado la fórmula porque no pueden comprar la cantidad necesaria, lo que conduce a problemas de desnutrición o subalimentación en el bebé.

El apoyo educativo, social y cultural para la alimentación al seno materno es muy importante. Las mujeres necesitan conocer las ventajas de salud del hecho de amamantar y necesitan recibir información específica sobre cómo hacerlo. 

Aunque la alimentación al seno materno es un acto natural, las mujeres necesitamos un poco de práctica para aprender cómo sostener al bebé adecuadamente y cuál es la posición correcta del pezón para que el bebé pueda “agarrarse”. Las madres también necesitan ayuda para enfrentar los posibles problemas de pezones adoloridos.










Fuente: 
Desarrollo en la infancia.
Plan nacional de Lactancia materna de Colombia.

Ante una rabieta



Muchas veces los padres se ven incapacitados o paralizados ante las rabietas de sus hijos, sobre todo si estas se dan en entornos públicos o en lugares donde un padre o madre no puede salir de allí con el niño en cuestión. 

Es importante saber que entre los 3 y los 6 años de edad de nuestros pequeños, las rabietas se van a incrementar en número e intensidad, siendo estas cada vez menores a medida que nuestros hijos crecen, si éstas han sido bien gestionadas.

¿Qué es una rabieta?

Una rabieta no es otra cosa sino comportamientos o arrebatos emocionales perturbadores o desagradables que se presentan con frecuencia en respuesta a deseos o necesidades insatisfechas. Las rabietas tienen mayor probabilidad de presentarse en niños pequeños o en alguien que no pueda expresar sus necesidades o controlar sus emociones cuando está frustrado.

Es importante identificar qué ha desencadenado o producido esa rabieta o berrinche en nuestro hijo, pues a veces puede ser en respuesta ante una necesidad de la cual, aun no están preparados para expresarla de otra forma, como puede ser que quiera estar en casa y no quiera salir con los padres, o bien, una estrategia para poner a prueba a los padres.

En el siguiente enlace, encontrarán las claves para gestionar una rabieta. Controlar una rabieta

Las más importantes son: 

  1. Mantener un tono tranquilo y calmado cuando hablamos.
  2. Dar una ordena precisa y clara de lo que queremos que nuestro hijo haga.
  3. No amenazar con castigos ni gritarle.
  4. Esperar a que nuestro hijo se calme y entonces hablar con ellos.
  5. Explicarle el modo en el que se consiguen las cosas, explicándolo es mejor que gritando y llorando.
  6. Le decimos que tiene que pedir perdón y le perdonamos y OLVIDAMOS (muy importante no recordarle una y otra vez su error).
  7. Le damos la confianza de que sabemos que la próxima vez lo hará bien.
El siguiente enlace que os propongo es uno que a mí personalmente me encanta, me parece divertido y curioso a la par, porque se muestra la capacidad de manipulación emocional que puede ejercer un pequeñajo con sus rabietas.




¿Me voy a morir...?

Parece una frase muy dura y catastrofista, pero generalmente es la primera idea que se le presenta a un enfermo de cáncer recién diagnosticado. Recientemente, con el Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, aparecen manifestaciones públicas sobre esta enfermedad, sus pacientes y sus familiares, que padecen el sufrimiento de la enfermedad. Aquí dejo un video que veíamos hace unos días en las noticias sobre este día.


Desde aquí, me gustaría informar sobre cuáles son los aspectos que se desencadenan cuando a alguien le diagnostican cáncer de mama y cuales son los distintos enfoques que se le dan. Las primeras cuestiones que se formula una persona recién diagnosticada de cáncer de mama son ¿Me voy a morir?, ¿Perderé el pecho o podré conservarlo?. A raíz de estas preguntas aparecen distintas emociones como son la incredulidad, anestesia emocional y/o shock emocional, que se dan en distintos niveles:

- A nivel somático, donde se reflejan miedos relacionados con el cuerpo, la perdida del pecho o la deformidad física.
- Sentimientos de vergüenza y alteración del autoconcepto, el cual se suele devaluar.
- A nivel familiar, donde se produce, por lo general, una desestructuración de la vida diaria familiar, donde se aprecian la alteración de aspectos emocionales como:

  • Ansiedad, tristeza, depresión. 
  • Temor, ira y preocupaciones. 
  • Autoestima. 
  • Sexualidad. 
  • Relaciones familiares y de pareja. 
  • Duelo.

Conocer estas emociones e identificarlas nos ayudarán a controlar nuestras respuestas emocionales y poder avanzar junto a ellas. Existen también los llamados factores de protección que ayudan a cuidar a la paciente y a mantenerse fuerte ante la enfermedad, como son el apoyo familiar y de pareja estable, tener una buena capacidad de comunicación emocional, una aptitud positiva ante la adversidad y una red de apoyo fuerte y amplia donde dejarse caer en los momentos de debilidad. Los psicólogos trabajamos con estas personas para conseguir que estos factores de protección sean estables y potenetes, de tal modo que disminuyan el sufrimiento de los pacientes y les ayude comenzar un proceso de adaptación ante la enfermedad; también los psicólogos trabajamos para mejorar el grado de satisfacción de los profesionales, los pacientes y sus familias, a través de: 

– Conocer y practicar habilidades relacionales eficaces. 
– Aprender a identificar las preocupaciones, necesidades y recursos de los pacientes relacionados con la enfermedad.

Para ello, fomentamos en uso de:
  • Habilidades de comunicación 
  • Soporte emocional 
  • Modelo de solución de problemas 
  • Autocontrol
La aceptación y lucha contra la enfermedad es un camino difícil, pero se supera. En función de cómo lo afrontemos, este camino será menos incómodo, más o menos doloroso, más o menos tortuoso. Pero se supera.

Desde aquí me gustaría dar un fuerte abrazo a todas las familias y personas que sufren esta enfermedad, porque su lucha es dura, pero la victoria sobre ella es gloriosa.

Las TICs a nuestro servicio

Cada día me doy cuenta de que existe un amplio abanico de recursos y de posibilidades a sólo un clic de pantalla y que, bien por desconocimiento o por falta de tiempo, no accedemos a todo lo que nos pueden ofrecer y aportar las nuevas tecnologías. 

Me doy cuenta que, además de facilitar nuestro día a día, son terapéuticas. En el mundo de la psicología, concretamente de la terapia con niños, podemos utilizar muchas de estas, que tienen el atractivo que buscan los más pequeños; y los padres y madres de estos niños, encuentran en estas TICs, toda una ventaja a la hora de trabajar habilidades y ejercicios con ellos.


A continuación, una gran profesional, Mª José Romero Tirado, presta sus conocimientos en el siguiente enlace, donde considero, hace una gran labor. En él encontraréis aplicaciones para mejorar la dislexia, y un pictotraductor, creador de pictogramas de frases y expresiones que queráis traducir.




¡Hasta la próxima!


Mosaicismo en Sindrome de Down.


Todos conocemos lo que es el Síndrome de Down y seguro que conocemos a alguien que tiene este síndrome, caracterizado por una alteración genética producida por la presencia de un cromosoma extra (o una parte de él) en la pareja cromosómica 21, de tal forma que las células de estas personas tienen 47 cromosomas con tres cromosomas en dicho par (de ahí el nombre de trisomía 21), cuando lo habitual es que sólo existan dos. 

Estas personas no están enfermas, por lo que no tienen que estar sujetos a medicamentos ninguno. Es un síndrome, y como tal existe una amplia variabilidad de sintomas dentro de unas características comunes. Esta variabilidad viene producida entre otras por el proceso de división celular, de tal forma que las células se reproducen a sí mismas gracias a un proceso que lleva por nombre ‘mitosis’, a través del cual cada célula se duplica a sí misma, engendrando otra célula idéntica con 46 cromosomas distribuidos también en 23 pares. Sin embargo, cuando de lo que se trata es de obtener como resultado un gameto, es decir, un óvulo o un espermatozoide, el proceso de división celular es diferente y se denomina ‘meiosis’.



El óvulo y el espermatozoide contienen, cada uno de ellos, sólo 23 cromosomas (un cromosoma de cada una de las 23 parejas), de tal forma que al unirse producen una nueva célula con la misma carga genética que cualquier otra célula humana, es decir, 46 cromosomas divididos en 23 pares.


Durante este complicado proceso meiótico es cuando ocurren la mayoría de las alteraciones que dan lugar al síndrome de Down, existiendo tres supuestos que derivan en Síndrome de Down:


  • Trisomía 21: Con diferencia, el tipo más común de síndrome de Down es el denominado trisomía 21, resultado de un error genético que tiene lugar muy pronto en el proceso de reproducción celular. El par cromosómico 21 del óvulo o del espermatozoide no se separa como debiera y alguno de los dos gametos contiene 24 cromosomas en lugar de 23. El cigoto, al reproducirse por mitosis para ir formando el feto, da como resultado células iguales a sí mismas, es decir, con 47 cromosomas, produciéndose así el nacimiento de un niño con síndrome de Down. Es la trisomía regular o la trisomía libre.



  • Translocación cromosómica: En casos raros ocurre que, durante el proceso de meiosis, un cromosoma 21 se rompe y alguno de esos fragmentos (o el cromosoma al completo) se une de manera anómala a otra pareja cromosómica, generalmente al 14. Es decir, que además del par cromosómico 21, la pareja 14 tiene una carga genética extra: un cromosoma 21, o un fragmento suyo roto durante el proceso de meiosis. Los nuevos cromosomas reordenados se denominan cromosomas de translocación, de ahí el nombre de este tipo de síndrome de Down. No será necesario que el cromosoma 21 esté completamente triplicado para que estas personas presenten las características físicas de la trisomía 21, pero éstas dependerán del fragmento genético trascolado.


  • Mosaicismo o trisomía en mosaico: Una vez fecundado el óvulo el resto de células se originan, como hemos dicho, por un proceso mitótico de división celular. Si durante dicho proceso el material genético no se separa correctamente podría ocurrir que una de las células hijas tuviera en su par 21 tres cromosomas y la otra sólo uno. En tal caso, el resultado será un porcentaje de células trisómicas (tres cromosomas) y el resto con su carga genética habitual. Las personas con síndrome de Down que presentan esta estructura genética se conocen como “mosaico cromosómico”, pues su cuerpo mezcla células de tipos cromosómicos distintos. Los rasgos físicos de la persona con mosaicismo y su potencial desarrollo dependerán del porcentaje de células trisómicas que presente su organismo, aunque por lo general presentan menor grado de discapacidad intelectual. Esto supone expectativas para los padres porque les proporciona mayor influencia del aprendizaje y mayor impacto para mejorar las capacidades de su hijo.

La actitud de los padres ante un hijo diagnosticado de síndrome de Down mosaico ha de ser la de expectación activa. Sea cual sea el diagnóstico y porcentaje de células normales, todo lo que el niño consiga depende del esfuerzo que los padres pongan en ello. Es decir, pueden alimentar la esperanza de que su hijo tenga poca afectación cerebral, y eso es bueno; pero eso no les exime de trabajar intensamente. Dada la imposibilidad de analizar directamente la trisomía en las neuronas, la conjetura es que si el niño posee, en efecto, un buen desarrollo cerebral, el trabajo de los padres se notará y los avances serán evidentes y se irán aproximando a grados altos de desarrollo. Y si la afectación cerebral es más intensa, también el trabajo de los padre será fundamental como ocurre con cualquier niño con síndrome de Down.




En cualquiera de los casos, hay algo que me gustaría destacar porque lo he visto en muchas ocasiones y no lo considero correcto. Las personas con Síndrome de Down no son siempre niños. A veces, por su carácter jovial y cariñoso, los tratamos y nos dirigimos a ellos como niños, siendo en realidad adultos, y eso no es correcto pues, merecen nuestro respeto, nuestra atención y nuestra consideración como personas adultas que son.



Fuente: 

www.sindromedown.net
www.down21.org

Dieta y Demencia

El envejecimiento hace que cambiemos, progresemos y evolucionemos hasta nuestra muerte. Es el proceso de la vida, que dependiendo de cómo lo desarrollemos y a los agentes a los que nos expongamos, la haremos más prolongada y de mayor calidad. Pero sí que es cierto que no todo dependerá del ambiente, sino también de nuestra herencia genética y de la interacción de ambas. Una de las alteraciones cognitivas propias de la etapa de la vejez es la demencia, en muchas ocasiones confundida con la enfermedad del Alzheimer. 

La demencia es la pérdida progresiva de las funciones cognitivas, debido a daños o desórdenes cerebrales. Esta alteración cognitiva produce incapacidad para la realización de las actividades de la vida diaria. Los déficits cognitivos pueden afectar a cualquiera de las funciones cerebrales particularmente las áreas de la memoria, el lenguaje, la atención, las habilidades visuoconstructivas, las praxias y las funciones ejecutivas como la resolución de problemas o la inhibición de respuestas. Durante la evolución de la enfermedad se puede observar pérdida de orientación tanto espacio-temporal como de identidad. La demencia puede ser reversible o irreversible según el origen etiológico del desorden; en cambio, la enfermedad del Alzheimer es un trastorno cerebral progresivo e irreversible que daña lentamente y destruye las células del cerebro, dando lugar a pérdidas de memoria, aptitudes del pensamiento e incluso la capacidad para llevar a cabo las tareas más simples, entre otras funciones cerebrales. El Alzheimer es el tipo de demencia más común, representando entre el 50 al 80% de los casos de demencia.


Es importante destacar que Alzheimer no es parte de un envejecimiento natural y normal, sino que produce una serie de cambios anormales haciendo que mueran y marchiten las células del cerebro. La mayoría de las personas afectadas son gente de avanzada edad, por lo que puede confundirse con la demencia dado su similitud de signos.

Se ha investigado mucho sobre esta enfermedad y una de los hallazgos más recientes viene de la mano de Hanson AJ, Bayer-Carter JL, et al., donde encuentran relación existente entre la alimentación y la aparición de esta enfermedad. Una dieta rica en grasas saturadas podría reducir rápidamente los niveles cerebrales de apolipoproteína E, sustancia que ayuda a proteger de la enfermedad de Alzheimer. En ese caso, las proteínas β-amiloides del cerebro tienen más probabilidades de formar placas que interfieren con la función neuronal, el tipo de placas halladas en el cerebros de pacientes con enfermrdad de Alzheimer.

En dicho estudio, participaron 20 personas mayores con una cognición normal y una edad media de 69 años; y 27 con deterioro cognitivo leve tipo amnésico (edad media de 67 años), un precursor de la enfermedad de Alzheimer. Todos los pacientes fueron asignados aleatoriamente a dietas que contenían la misma cantidad de kilocalorías, pero que eran ricas o pobres en grasas saturadas. En las dietas ricas en grasas saturadas, el 45% de la energía total provenía de las grasas, y más de una cuarta parte de éstas eran saturadas. En las dietas bajas en grasas saturadas, el 25% de la energía provenía de las grasas, y las saturadas representaban menos del 7%. Tras apenas un mes, las dietas provocaron cambios en la cantidad de proteína β-amiloide y de apolipoproteína E en el líquido cefalorraquídeo de los participantes, lo que produjo mejora en sus capacidades cognitivas.

Es por todos conocido que la salud depende en gran parte de nuestra alimentación y de nuestro ejercicio diario. Los médicos recomiendan ejercicio físico y una dieta saludable, a través de la cual nuestros tejidos se regeneran y se fortalecen. Los psicólogos recomendamos, además, el control mental, practicar mindfulness y ejercicios mentales para la activación cerebral, tales como ejercicios de memoria, de lógica o agilidad mental.



















A continuación dejo un enlace para realizar ejercicios de memoria y lógica interactivos y gratuitos. Pertenecen a la web del ayuntamiento de Madrid y resultan muy orientativos y sencillo de hacer. Pincha en el siguiente enlace:  ir a ejercicios de memoria



Fuentes: Revista de Neurología; Web de Alzheimer

Cuestión de educación

Uno de los temas más debatidos en los últimos tiempos están relacionados con el sistema educativo, su estructura, sus resultados... ¿tan difícil es adaptar este sistema educativo, que aparecen el siguiente capítulo del programa "Salvados", al nuestro? Sin más os dejo con este video, piénsenlo.

Bipolar

Se trata de un trastorno cerebral crónico (también conocido como trastorno maníaco-depresivo) caracterizado por episodios de cambios extremos y alteraciones en el humor, la energía, el pensamiento y la conducta. Los síntomas más visibles son los de comportamiento, sin embargo, la enfermedad suele tener signos menos evidentes, pero graves a nivel cognitivo, cardíaco y metabólico. 
Quien padece una enfermedad maníaco-depresiva experimenta cambios del humor o de su estado de ánimo mucho más intensos que los que la mayoría de las personas experimentan a lo largo de su vida. Estos cambios del humor pueden ir desde la tristeza presente en la depresión hasta la euforia que caracteriza a las fases maníacas. La mayoría de los pacientes padece ambas fases de la enfermedad, depresión y manía, aunque algunos experimentan únicamente fases maníacas o fases depresivas.
Esta enfermedad es mucho menos frecuente que la enfermedad depresiva simple. Casi una de cada 100 personas adultas sufrirá una enfermedad maniáco-depresiva en algún momento de su vida. 
Este trastorno puede comenzar en cualquier momento durante la adolescencia o al finalizar la misma. Aunque en los adultos el TBP afecta en la misma proporción a hombres y mujeres, en los casos de inicio precoz aumenta la incidencia en varones, especialmente si el inicio del cuadro aparece antes de los 13 años; las mujeres, por otro lado, tienen mayor predisposición para presentar cuadros depresivos, aunque para menores de 12 años aumenta de nuevo la incidencia en varones. Sí es cierto que el trastorno bipolar (TBP) no afecta a todos los niños de la misma manera. La frecuencia, intensidad y duración de los síntomas y la respuesta del niño al tratamiento varían. 
El TBP es uno de los trastornos mentales con mayor componente genético. Numerosos investigadores han encontrado una incidencia incrementada de trastornos afectivos, tanto bipolares como unipolares, en los padres de niños y adolescentes con TBP. 
No obstante y a pesar de que en la génesis del TBP sabemos que interaccionan factores genéticos, biológicos y psicosociales, se desconocen los mecanismos concretos por los que se desarrolla el TBP precoz. Aunque los factores genéticos y biológicos juegan un papel primordial en la génesis del trastorno, los factores psicosociales pueden moldear la expresión de éstos y ahí su importancia. 

Existen pocos datos sobre el curso natural y la evolución a largo plazo del TBP de inicio precoz, principalmente en la edad prepuberal. Puig-Antich (1.980) describe una sintomatología cambiante a lo largo de los años. En la edad prepuberal la duración de los episodios tanto maniacos como depresivos tiende a ser corta con frecuentes cambios de un estado a otro. Cuando el niño entra en la adolescencia, la duración de los episodios y de los períodos asintomáticos tiende a incrementarse, presentado ya de adulto el cuadro clásico. 

El funcionamiento psicosocial de esta población a menudo está comprometido. Hay dificultades de autoestima, rendimiento académico, inestabilidad emocional y laboral, algunas veces ideación suicida. El pronóstico se empeora con la comorbilidad, por ejemplo, con el TDAH, abuso de sustancias, conducta de oposición, ansiedad y depresión, entre otros.

No parecen existir alteraciones de la capacidad intelectual relacionadas directamente con este trastorno, si bien, sí suele darse en niños y adolescentes un bajo rendimiento escolar y dificultades de aprendizaje en los momentos de mayor desestabilización. Igualmente su nivel de distraibilidad en los episodios maníacos dificultará mucho su normal funcionamiento. Aparecerá el ánimo irritable con estallidos de enfado.

La relativa frecuencia de síntomas psicóticos en la presentación de la manía en estas edades, incluye la aparición de alucinaciones, incluidas las auditivas, que pueden determinar en gran parte la mayor tendencia hacia el diagnóstico erróneo de esquizofrenia.

Algunos estudios efectuados en Harvard (Wozniak y col), describen el estado de ánimo en el TBP de inicio en la infancia con las siguientes características:
  1. Irritable, colérico, malgeniado, chiflado, soez, irrespetuoso, amenazante, enérgico.
  2. Explosividad afectiva.
  3. Inatento, atolondrado, insensato, acelerado, con accesos de risa incontrolados o siendo el payaso de la clase.
  4. Depresivo, triste, duro consigo mismo, tendencias suicidas, autodestructivo, autolesiones.


Estos mismos autores defienden la hipótesis de que la fase de grandiosidad (manía) se manifestaría como desafío extremo u oposición. Igualmente concluyen que no hay síntoma único que sea la regla de oro.

Otros autores encuentran variaciones en la sintomatología según la edad de presentación del cuadro. El humor lábil, inestable, cambiante y la irritabilidad son especialmente llamativos en los pacientes menores de 9 años (Carlson, 1983).

Clínicamente este fenómeno puede observarse en forma de cambios afectivos rápidos “tormentas afectivas” que hacen que a menudo los padres describan a sus hijos como impredecibles, beligerantes, desagradables, malintencionados, en definitiva y literalmente como un Dr. Jekyll y Mr. Hyde. 

Estos niños, pues, presentaría su cara maníaca con un estado de ánimo irritable, explosivo, tomando a veces, la forma de psicosis, con pobre funcionamiento social y con consecuencias devastadoras para el niño y la propia familia que suelen verse desbordados. Por su exceso de energía, escaso juicio y búsqueda de emociones fuertes, muchos de estos pequeños bipolares presentan actividad temeraria o de índole sexual (Wilens y col.).



Ambas fases, se van alternando, la maníaca con la depresiva, haciendo difícil su control y la relación con estas personas.


Me resulta "chocante" cuando leo en un perfil de alguien que se describe a si mismo en una red social como "bipolar" pues creo que no saben realmente lo que significa, lo que estas personas y las que le rodean sufren a causa de esta enfermedad, y creo que deberían ser más consciente de la gravedad y usar el termino con más respeto.

La Paciencia

La paciencia es una capacidad que se puede trabajar, al igual que la perseverancia o el autocontrol. Pero en nuestra forma de expresarnos, parece que es una cualidad que la tenemos o no de nacimiento y que a veces, por decirlo de algún modo, nos excusamos de nuestras formas inadecuadas de respuesta ante la falta de paciencia. A continuación, comparto una maravillosa historia que nos habla de la paciencia, de su trabajo y de sus secuelas. Sin más os presento "Un clavo en la puerta".

"Tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta.

Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter.

Los días pasaron y el joven pudo finalmente enunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: 


-Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que ves aquí.

Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas, le devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan o más dañina como una ofensa física."

Parejas: El amor y su mantenimiento.

Los seres humanos somos animales sociales que buscan la compañía de los otros para su realización, felicidad y compartir su vida. De tal forma que, nos unimos a otra persona para compartir nuestra vida y disfrutarla junto a ella. Desde muy pequeñines, al contarnos un cuento antes de dormir, la mayoría de ellos terminaría con un "y vivieron felices y comieron perdices". A todos nos cuentan en ese cuento cómo se conocieron los protagonistas, cómo surgió el amor, o el primer beso, pero ¿qué pasa después? Nadie nos dice cómo seria la convivencia ideal, no como resolver un conflicto con base económica dentro de la unidad familiar. No quiero entrar en la vida intima de una pareja, pero es cierto que no hay, o al menos, no existe como tal, una guía para ser un buen marido, una buena esposa, o en definitiva, una pareja con la que alguien, a quien deseamos y amamos, desee pasar el resto de sus dias junto a nosotros.




Lo que si hay son investigaciones realizadas por profesionales de la psicología como Gottman y Silver (2001), que nos informan de que las parejas felices están basadas en una profunda amistad. Las parejas se conocen íntimamente, conocen los gustos, la personalidad, las esperanzas y los sueños de su pareja. Muestran gran consideración el uno por el otro y expresan su amor no solo con grandes gestos, sino con pequeños detalles cotidianos.


Parafraseando a Feliu, M.H. y Güell, M.A., el amor ha de conllevar respeto hacia la pareja y hacia uno mismo. Debe proporcionar una relación equitativa, es decir, que proporcione del mismo modo que aporte y que sea percibida de forma similar para ambos miembros. No puede darse dependencia por ninguna de las partes, y como cualquier otro sentimiento, el amor está sujeto a un proceso de desarrollo, su mantenimiento requerirá esfuerzo, voluntad, siendo común y ¿por qué no? cierta dosis de perspicacia y buen humor, con el fin de mantener viva la ilusión y el deseo.

Las personas que sienten que dan más de lo que reciben, suelen sentirse desvaloradas e incomprendidas. Tienden a desarrollar una relación de dependencia con su pareja, que se traduce en una necesidad de conservar la relación con esa persona a la que ama; y  que por no perder esa posición "mínima" de privilegio, hace todo lo que sea del agrado de su pareja aún teniendo que renunciar sus propios valores morales o abandonar actividades o relaciones de amistad de las que antes disfrutaba. 

El amor es un sentimiento que hay que mantenerlo vivo si queremos disfrutar de él con la persona a la que amamos. Esas mariposas que se sienten en el estómago de la que hablan los adolescentes es un estado de enamoramiento que conlleva ilusión, positividad, fuerza, alegria... incluso estudios demuestran que, nuestro sistema inmunológico es mas fuerte en las personas que viven en pareja (entendiéndose enamoradas) que en las que viven solas. 

¿Esto significa que en el momento en el que no las sientes ya no quieres esa persona? La respuesta es bien sencilla y a la vez, puede volverse compleja: No, el hecho de que no sientas esas mariposas no significa que hayas dejado de querer a esa persona. Como bien dicen Feliu, M.H. y Güell, M.A., el amor como sentimiento, está sujeto al proceso de desarrollo, de modo que el amor variará en función de la edad a la que se de y cambiará su forma en función del momento y del tiempo de la relación. Un adolescente se enamora de forma diferente que un adulto a la edad de 60 años. La intensidad cambia, no tanto por el sentimiento sino por la historia previa de esa persona y sus experiencias, que pueden marcar de algún modo la vivencia de ese sentimiento. 

¿Los adolescentes se enamoran más que los adultos? No tiene por qué. Lo que ocurre es que durante la adolescencia, las hormonas y las relaciones entre iguales son ejes principales en la vida de los jóvenes, haciendo que se viva por la persona como algo único e incomparable, pero eso no quiere decir que un adulto de 30 años no se enamore de la misma manera que un adolescente o que lo disfrute menos.

Existen una serie de ideas erróneas que hacen que nuestras relaciones personales se vuelvan tóxicas, insanas y que produzcan desinterés e incluso rechazo hacia la persona que amamos:

  • El amor es algo mágico. No tiene nada de mágico, es una emoción que se siente y que si es correspondido, puede ser maravilloso, pero eso depende de la suerte de cada uno.
  • No importa lo que hagamos o dejemos de hacer; es un sentimiento que se apodera de nosotros. Es cierto que determinadas conductas de acercamiento social y de habilidades sociales favorecerán que alguien se interese por nosotros y eso nos ayudará a encontrar a alguien especial.
  • El amor puede “morir” sin que podamos hacer nada por remediarlo. En absoluto, siempre podremos hacer algo, por minimo que sea para mantener nuestra relación, aunque perezcamos en el intento.
  • Si no me ama, es porque es un egoísta incapaz de percibir mis necesidades. Las personas no estamos obligadas a amar a quien los demás quieren que amemos, y mucho menos a conocer lo que los demás quieren de nosotros si no nos lo dicen. Si quieres que alguien perciba tus necesidades, la mejor manera es pidiéndoselo directamente.
  • Si me ama debe aceptarme tal y como soy, sin intentar cambiarme. Del mismo modo que creemos que el amor nos hace mejores, tenemos que tener en cuenta que mejorar implica cambio. Si deseamos maneter una relación saludable con nuestra pareja, es necesario un acercamiento de ambas partes y no mostrarnos inflexibles ante las necesidades del otro. Lo normal cuando algún miembro de la pareja le pide al otro que cambie, lo que le pide es que cambie su sistema de preferencias, como preferir ver los deportes en el televisor antes que pasar tiempo viendo una película juntos. Te pueden decir que eres lo más importante en su vida pero luego ves que no dedica nada de tiempo a la vida en pareja. Es por eso por el que el cambio que se pide no es que cambie la persona, sino el tiempo que se le dedica a una actividad para así, darselo a la pareja. Puede que pida que cambie una forma de contestar, que puede resultar hiriente, pero eso no es cambiar a la persona, sino un mal hábito aprendido que se puede modificar con un poco de ganas. Creer que nuestra pareja nos quiere cambiar es un error, ya que si está enamorada, no puede desear que cambie aquello que le hizo enamorarse.
  • Si realmente me quiere, ha de adivinar qué es lo que quiero y necesita. En ningún caso podemos pensar esto, y si lo hacemos, estamos creyendo que nos hemos casado con un mentalista o un adivino/a, ya que nadie puede saber lo que tu piensas a no ser que lo expreses. Puede ser que dadas unas circunstancias y por tu gesto, pueda intuir que te pasa, pero tener la certeza de saber que es lo que quieres es, cuanto menos, injusto para tu pareja.


  • Si me quiere ha de mostrarse siempre considerado/a y amable conmigo. Las personas nos relacionamos en función de nuestras experiencias, de nuestro contexto, de nuestros estados anímicos y en respuesta a la interacción que mantenemos con los otros. Que nuestra pareja sea considerado/a y amable son actitudes que se desarrollarán en función de estos aspectos anteriores y no por que te quiera. 
  • No es justo que él/ ella realice actividades que yo no puedo compartir. Para que una relación sea saludable, ha de proporcionar a los miembros de la pareja momentos para compartir y momentos para cada individuo. Este aspecto es muy importante, ya que igual que hay personas que tienen pareja y que llevan una vida totalmete desvinculada de la vida en pareja, también hay parejas que quieren al otro continuamente pegado a ellas. Esta situación no solo es agobiante para ambos miembros de la pareja sino que desarrolla sentimientos de inseguridad, posesión, e incluso celos. Cada persona, antes de ser pareja, es individuo, y como tal, ha de tener momentos en pareja y momentos sin pareja, donde en ambos se de el respeto al otro.
  • Mi pareja debería renunciar a su antiguas amistades, porque ahora ya nos tenemos el uno al otro. Las relaciones de amistad no se pueden equiparar a las amorosas ni viceversa. Cada una aporta aspectos muy positivos a la persona y si de verdad la amamos, no debemos pedirle que se prive de algo beneficioso. Otra cosa diferente es pedirle que pase menos tiempo, porque necesitemos más tiempo con nuestra pareja, pero no pedirle que rompa con sus amistades.
Basándonos en estos aspectos, es importante saber que: 

  • En un 94% de los casos, las parejas que contemplan de una forma positiva la historia de su matrimonio, tienen muchas probabilidades de tener un futuro feliz. Cuando los buenos recuerdos quedan distorsionados, es una señal de que la pareja necesita ayuda. 
  • El cariño y la admiración, son dos de los elementos más importantes, en una relación duradera y gratificante. Son antídotos contra el desprecio. Si se mantiene una sensación de respeto por tu pareja, es menos probable que muestres disgusto hacia el/ella cuando discutais. 
  • Cuando iniciamos una convivencia tenemos que tener presente que estamos dando el primer paso de una larga labor que no hemos de abandonar si queremos que sea estable y gratificante. Compartiremos la mayor parte de cosas pero preservando nuestras parcelas de individualidad.



Tened presente que el amor y disfrutar de él en pareja es un sentimiento que como cualquier otro hay que enfocarlo de forma saludable para poder disfrutarlo sin dañar al otro, dándonos momentos de felicidad.

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