La riqueza del ser humano


La historia que a continuación os propongo no sólo tiene un sentido material, sino esencial y personal; porque a veces ponemos nuestra felicidad en objetos exteriores, el bienestar y la comodidad en artículos de lujo. Pero esto no nos va a dar ni la felicidad, ni el bienestar ni mucho menos la comodidad. Dice un antiguo proverbio que la mejor almohada es irte a la cama con la conciencia limpia. Nos empeñamos en poner estados internos en objetos externos, como tener dinero es lo mismo que bienestar o una casa lujosa con felicidad. Por esta razón, os dejo esta maravillosa historia.

"Un día como cualquiera, un padre de una familia adinerada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito que su hijo viera lo pobre era la gente que vive en el campo.

Estuvieron pasando todo el día y la noche en una granja de una familia campesina muy humilde.

Al concluir el viaje, ya de regreso a casa, el padre le pregun­tó a su hijo:

Padre: ¿Qué te ha parecido el viaje?

Hijo: Muy bonito, papá

Padre: ¿Has visto lo pobre que puede ser la gente?

Hijo: Si

Padre: ¿Y qué aprendiste?

Hijo: Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cinco. Nosotros tenemos una piscina larga hasta a la mi­tad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la muralla de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia, tú y mi mamá tienen que trabajar todo el día y casi nunca los veo.

Al terminar el relato, el padre se quedó mudo, y su hijo agregó:

Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!!!"

Autor desconocido

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