Mis papás dicen que están estresados


El estrés puede provenir de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado, furioso o ansioso; por lo que se diferencia de la ansiedad, que se trata de un sentimiento de miedo, desasosiego y preocupación.
El estrés es una sensación normal que, en bajas dosis, puede ayudarlo a uno a hacer las cosas. Por ejemplo, sentir un poco de estrés ante una prueba física te va a ayudar a que su ejecución sea más optima, pues se necesita un nivel de activación un poco más alto de lo normal. El problema aparece cuando este estrés pasa de ser momentaneo a duradero.

La persona estresada puede tener dificultad para concentrarse, sentirse cansado la mayoría de las veces o perder los estribos con mayor frecuencia. El estrés también puede causar problemas sexuales e igualmente puede ocasionar problemas para conciliar el sueño o quedarse dormido y pesadillas. Pero existen circunstancias que ponen en "jaque" a una persona, promoviendo que aparezcan sintomatología estresante. Ser padre o madre resulta a veces estresante en sí mismo. Conciliar la vida laboral con el cuidado de los hijos, las enfermedades, los accidentes,
las preocupaciones con la educación de los hijos, lo bien o mal que lo estás haciendo, los malos comportamientos de los niños... Todo eso puede ser una fuente de estrés adicional. 

No obstante, el que un suceso sea estresante o no, depende no sólo del suceso en sí mismo, sino de cómo lo interpreta cada persona y cómo reacciona ante él. Si un niño se portal mal y su madre o padre lo interpreta como como un comportamiento mezquino y manipulador por parte del niño, se sentirá más estresado y la probabilidad de maltratar al niño será mayor. En cambio, si lo interpreta como algo que forma parte del desarrollo normal de los niños reaccionará de un modo mucho más calmado.

Cuando se trata del primer hijo, el estrés suele ser mayor debido a la falta de experiencia. Además, tras el nacimiento de un niño, debido al aumento del estrés, los problemas preexistentes se intensifican. Por ejemplo, si había problemas en la pareja, éstos pueden aumentar con la llegada del bebé.

Las personas también suelen responder de modo diferente en función del tipo de problema de sus hijos. Cuando se trata de problemas que se externalizan y que, por tanto, afectan a los demás, como golpear, gritar, actitud hiperactiva, los padres suelen estresarse más que si se trata de problemas que los niños internalizan como la ansiedad, la depresión, la retirada social, etc. Esto es debido a que los problemas que se externalizan llaman más la atención de los padres, mientras que los otros llaman menos la atención, tienden a ser más ignorados y, por tanto, molestan menos a los padres. No obstante, cualquier problema puede requerir atención y ayuda si es grave, sea del tipo que sea.

Los padres estresados tienden a fijarse mucho más en los malos comportamientos de sus hijos que en los buenos. De este modo refuerzan el mal comportamiento en vez de reforzar el bueno. Así, elogian menos a sus hijos por portarse bien y los castigan más por portarse mal que los padres menos estresados. Por tanto, el comportamiento de los padres hace que los hijos se comporten aún peor, lo cual estresa todavía más a los padres.
Como vemos, es importante que sepamos controlar el estrés en nuestra vida si queremos educar adecuadamente a tus hijos y tener una buena relación con ellos. Simplifica tu vida todo lo que puedas, dedica tiempo a estar con amigos o familiares con los que te sientas bien, pasa tiempo a solas, pasa tiempo con tu pareja sin los niños, haz ejercicio, mantén una dieta equilibrada y busca la ayuda de un psicólogo si ves que el estrés te desborda.




¿Como afecta el estrés al comportamiento de los padres?

  • Tienden a ser más hostiles y agresivos con sus hijos
  • Tienen mayor probabilidades de ser autoritarios y duros con ellos
  • Utilizan más el castigo físico
  • Suelen estar menos implicados emocionalmente con los niños.

Por ejemplo, imagina una madre estresada que le pide a su hija que se ponga los zapatos. Es muy probable que utilice un tono seco y duro, que mire a la niña con enfado y que utilice un lenguaje corporal desafiante. Esto hace que aumenten las probabilidades de que la niña se niegue a obedecerla, llore, se queje o tenga una rabieta. En cambio, una madre no estresada, le pedirá que se ponga los zapatos de un modo más amable y cariñoso y, por tanto, la niña estará más dispuesta a obedecerla.

¿Cómo disminuir el estrés?

Lo que alivia el estrés no es igual para todos. Hacer ciertos cambios en el estilo de vida es el mejor comienzo.

Empiece por consumir una alimentación saludable y bien balanceada, al igual que dormir bien y hacer ejercicio. También es bueno reducir la cafeína y la ingesta de alcohol y no use nicotina, cocaína ni otras drogas psicoactivas.

Encontrar maneras saludables y divertidas de hacerle frente al estrés ayuda a la mayoría de las personas. Podemos aprender y practicar formas que le ayuden a relajarse. Practicar  Yoga, Tai chi o  Meditación son muy beneficiosos tanto para nuestra salud física como mental.

Tomar descansos en el trabajo. No olvidemos equilibrar las actividades divertidas con su trabajo y sus obligaciones familiares. Programe un poco de tiempo libre todos los días. Procure pasar tiempo con personas con las que disfruta de su compañía, entre ellas, su familia.

Pruebe a aprender a hacer trabajos manuales, tocar un instrumento o escuchar música.

Piense acerca de lo que podría estarle causando estrés e intente plantearse la forma de reducir esos sintomas mediante una actividad placentera. Escriba un diario de lo que está sucediendo cuando usted tiene estas sensaciones, pues saber discriminarlas le puede ayudar a controlarlas.

Luego, busque a alguien de confianza que lo escuche. Con frecuencia, simplemente hablar con un amigo o un ser querido es todo lo que usted necesita para sentirse mejor. La mayoría de las áreas también tienen grupos de apoyo y líneas de ayuda que pueden servir.

Salir a la naturaleza el fin de semana es un buen paso. No pienses que por tener un hijo ya no vas a poder salir a realizar las actividades de siempre. Ahora solamente cambia la forma en la que vas a practicar estas actividades.


Es recomendable que los padres encuentren huecos para poder realizar actividades solos, como cuando eran novios o antes de ser padres. Deja a tu hijo unas horas con alguien de confianza, como los abuelos, los suegros, amigos íntimos. Retirarse a un balneario, hacer un viaje de un fin de semana, ir a lugares a los que fueron de novios; en definitiva, un sinfín de ideas para poder realizar. 

Tener una agenda en la que cada día apuntes lo que tienes que realizar al día siguiente o las fechas que no deben olvidarse te ayudarán a vivir el día a día sin preocuparte por lo de mañana.

Si pasado un tiempo su nivel de estrés no disminuye, seria aconsejable que recurriera a un especialista de la psicología para que le ayudase a controlarlo.
 


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