La siguiente historia que os propongo me ha entusiasmado y empujado a ver las cosas de otro modo; y es por ello por lo que he decidido compartirla con todos mis lectores. Hay ocasiones que oímos cosas, sabemos o leemos sucesos que atañen la intimidad de otra persona y eso que hemos escuchado o sabido de algún modo, lo ponemos en conocimiento de la persona referente. De la misma manera, queremos saber que piensan los de más de nosotros o qué cree la gente que pasó en aquella situación en la que salí mal parado... pero la pregunta que no nos planteamos es ¿para qué queremos saber eso si nos va a aportar dolor, preocupación, inseguridad o desconfianza? Os recomiendo esta breve lectura para que comprendáis bien a qué me refiero:
Las tres rejas
- Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de vos con maldad.
- ¡Espera!-lo interrumpe el filósofo- ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
- ¿Las tres rejas?
- Si. La primera es la VERDAD. ¿Estás seguro de que lo que queréis decirme es absolutamente cierto?
- No. Lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por le segunda reja, que es la BONDAD. ¿Es bueno para alguien lo que me vas a decir?
- No, en realidad no. Al contrario...
- La última reja es la NECESIDAD ¿Es necesario hacerme saber lo que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no.
- Entonces, -dijo el sabio sonriendo-, si no es VERDADERO, ni BUENO, ni NECESARIO, sepultémoslo en el olvido."

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