¡¡Aumentar autoestima = Aumentar bienestar!!


La autoestima es el amor y aprecio que tenemos por nosotros mismos. Cada nueva experiencia, cada éxito o fracaso y todas las cosas que hacemos van formando y cambiando la imagen que tenemos de nosotros. Cuando un niño está en su etapa de desarrollo, se está formando su autoestima, y la autoestima en los niños es especialmente vulnerable, ya que tiene pocas experiencias con las que formarse una idea sobre si mismo. 
El ayudar a los hijos a desarrollar una buena autoestima es una de las tareas más importantes que tienen los padres.
El niño con alta autoestima tiene muchas posibilidades de ser un adulto feliz y exitoso; es el escudo que protege a los niños de los peligros de la vida: drogas, alcohol, delincuencia, etc... Si el niño forma una baja autoestima, le perjudicaría en la formación de su personalidad. Las inseguridades propias de la edad o los temores a fracasar ante lo desconocido, hacen que la autoestima pueda sufrir especialmente durante esta edad. 
La formación de la autoestima procede de dos elementos: el Yo real, la percepción de uno mismo, en lo que se incluye una visión objetiva de las habilidades, características y cualidades que se poseen y también las que no se poseen; y el Yo ideal, el ideal de uno mismo, es decir, la imagen de la persona que le gustaría ser. Cuando estos dos elementos se equiparan o están al mismo nivel, la autoestima es positiva. Por ejemplo, una chica que valora el hecho de ser popular y tiene muchos amigos/as se sentirá bien consigo misma. A la inversa, un niño cuyo ideal es ser un excelente estudiante pero no suele sacar muy buenas notas, tendrá una baja autoestima.

Por lo tanto, tener alta autoestima es tener una visión sana de sí mismo, alguien que acepta de modo realista sus defectos pero sin tomar una postura excesivamente crítica.

Durante la adolescencia, los chicos y las chicas se vuelve muy críticos con ellos mismos, necesitan ser aceptados por sus iguales, cuando antes lo eran por sus padres. Necesitan aproximarse lo máximo posible a ese ideal de yo, para sentirse bien con ellos mismos. Pero en esta etapa de la vida, los chicos y las chicas son muy influenciables por los mensajes que nos envia la sociedad y pueden derivar a problemas serios de autoestima que consecuentemente les lleva a realizar conductas de riesgo o a alterar sus hábitos alimenticios para conseguir conseguir ajustarse a ese ideal.

Los padres son la via principal para el buen desarrollo de la autoestima desde que nuestros niños son pequeños. Hay determinadas actitudes y comportamientos de los padres hacia sus hijos que previenen que su autoestima sea baja ayudando, además, a proporcionar un buen desarrollo emocional.
Dentro del ambiente familiar, surgen dudas sobre si la intensidad y calidad del afecto deben prevalecer sobre la cantidad del afecto. Muy a menudo los padres les resulta complicado compaginar el trabajo con el cuidado de los hijos y se cuestionan si el tiempo y la dedicación que ahora ofrecen a sus hijos es suficiente  o si el hecho de ser insuficiente puede estar perjudicando el bienestar psicológico de su hijo. en estos casos, como se suele decir, es mejor la calidad que la cantidad.
En entradas anteriores, aparecían los estilos de apego que van íntimamente vinculados a los estilos educativos, que los padres utilizan para poner límites y dar afecto a sus hijos. Un estilo educativo adecuado tiene que estar basado en el respeto entre las partes, pero no desde la igualdad de estatus, como puede llevar a pensar el termino "democrático", que es uno de los estilos considerado como más apropiado. Este estilo permite al niño desarrollar todo su potencial facilitando el diálogo y haciéndole conocer los limites y normas de conducta, pero no por llamarse democratico debemos olvidar que un padre y una madre, deben ejercer su autoridad y tener una posición jerárquicamente más elevada donde se de control y se pongan consecuencias si son necesarias.  
Evidentemente, cada padre tiene su forma particular de establecer límites, normas o reglas y de corregirlas si éstas no se cumplen, también hay diferencias en la relación que establecen con sus hijos: qué tipo de conversaciones mantienen, que nivel de confianza hay entre ellos o que nivel de respeto muestran ante las opiniones que tiene cada uno.
El control que ejercen los padres democráticos es un control moderado. Establecen unas normas, con firmeza corrigen explicando el comportamiento que está mal y las consecuencias de éste a la vez que premian su cumplimiento. 
Un niño con una alta confianza en sí mismo (que no soberbia), tendrá mayores posibilidades de superar las dificultades que se le presentan. Hay una gran diferencia entre fomentar la autoestima y la soberbia. Fomentarás la soberbia en tu hijo si le inculcas la idea de que debe de ser perfecto. No cometas el error de presionar a tu pequeño, ya que puede ser perjudicial para su autoestima. Como padres, debemos contribuir a que el niño tenga un buen desarrollo de la autoestima y mucha confianza en si mismo y en sus posibilidades.
Con este estilo educativo su hijo sabrá que sus padres comprenden y les facilitan su apoyo de forma incondicional ante los problemas que puedan aparecer, sin miedo a reconocer que ha cometido un error.


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